
NUESTRO ESTILO EDUCATIVO
La pedagogía de Jesús
El amor
somos conscientes de que no podemos educar si no amamos a nuestro alumnos.
•Nos esforzamos por ser acogedores, por conocer y comprender la situación de cada alumno.
•En todo lo que hacemos está siempre presente la motivación última del amor por nuestros alumnos.
Sencillez y cercanía
•Tenemos con nuestros alumnos un trato cordial y cercano, que no se escuda en la autoridad.
•Buscamos ser amigos, sin perder la calidad de educadores…
•Buscamos crear espacios de comunicación y contacto con nuestros alumnos, más allá del aula.
Verdad
• A ejemplo de Jesús, amamos la verdad y l a honestidad.
•Por amor a la verdad buscamos siempre reconocer los propios errores y buscamos la verdad donde quiera que se encuentre.
•Hacemos todo lo necesario por impregnar los corazones de nuestros educandos con el amor a la verdad. Sentimos como propia la tarea de contagiar con el valor de la honestidad nuestra sociedad y nuestra cultura
Misericordia
•Jesús fue misericordioso e hizo del perdón un instrumento de salvación.
•En nuestro ejercicio de la autoridad usamos la misericordia, el perdón y la comprensión como instrumentos educativos de indiscutible valor.
•No puede haber un ambiente verdadermente educativo sin exigencia, misericordia y exigencia son dos caras de la misma moneda.
Exigencia
•Ponemos la exigencia al servicio para alcanzar ambientes educativos de calidad.
•Para ser eficaz nuestra exigencia siempre irá acompañada por el sentido de justicia y equidad.
Es la capacidad para entender la situación de dificultad o carencia del otro y actuar ofreciéndole la ayuda que necesita.
Compasión
•Guiados por este sentido de compasión prestamos atención y apoyo preferencial a aquellos alumnos más vulnerables y con mayores dificultades.
Respeto y valoración del otro
•Como Jesucristo, vemos en cada uno de nuestros alumnos y alumnas a hijos e hijas de Dios. Los amamos, respetamos y acogemos como tales.
•Ponemos particular cuidado en ayudarles en su autoestima, en que adquieran una imagen adecuada de sí,, en ayudarlos a construir en sí mismos la imagen y semejanza de Dios que son.
Hacer la voluntad del Padre
•Como educadores, vamos más allá de lo profesional. Hacemos de la educación nuestra vocación. Nos sentimos enviados por Dios y por la Iglesia a educar las mentes y los corazones de los alumnos que el colegio nos confía.
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